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sábado, 24 de noviembre de 2018

Mejillones en salsa picante (con Thermomix o no)

     De mi periplo "Conoce tu país con la enfermería española", uno de mis destinos en los que tuve el placer de repetir fue la buena tierra de Ponferrada, donde conocí el botillo, el cocido maragato, la cecina, y de casualidad, unos mejillones en salsa picante que ponían en un bar cuyo nombre no recuerdo, pero que estaba en la parte alta de la ciudad, era chulísimo, me encantaba, y al que seguro que volveré, si sigue abierto, pues estamos hablando de los años 1998 y 1999. O sea, del siglo pasado. A pesar del tiempo transcurrido, nunca he olvidado su sabor y aquí os traigo mi humilde reproducción de ese plato, que seguramente no lo hicieran así, pero a mí me recuerdan mucho y están buenísimos. 

Dificultad: Fácil
Tiempo de elaboración: 30 minutos
Ingredientes:
- 1 kg de mejillones
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 2 tomates
- 1 pimiento 
- 1 bote de tomate frito casero
- AOVE, sal, 1 cayena pequeña y 2 cucharadas pequeñas de aji argentino 


   Lo voy a explicar para hacerlo con Thermomix que hace que la salsa tenga una consistencia perfecta, aunque se puede hacer en sartén o cazuela siguiendo los mismos pasos y pasando la salsa por la batidora al final de todo. Bueno, antes de echar los mejillones que la podemos liar. 

   Comenzamos limpiando bien los mejillones y los ponemos en una olla tapada sin agua al fuego. En cuanto se abran y echen la espuma, cortamos y reservamos. 

   Mientras, vamos a poner en el vaso de la thermomix o en la sartén 30 gr de AOVE (aceite de oliva vírgen extra), 70 gr de cebolla y 1 diente de ajo durante 3 minutos a 120º posición 3. 

   Añadimos el aji, la cayena (si no los queremos tan picantes podemos no echar la cayena que con el aji argentino ya vamos a tener suficiente picor, más los dos tomates y el pimiento durante 5 minutos a 120º en la posición 2. 

   Añadimos el caldo que hayan soltado los mejillones bastante borracho (perdón, quería decir colado), el bote de tomate frito casero y un pellizco de sal durante 5 minutos a 120º en la posición 2 y sin la tapa de plástico para que se evapore. 

    Una vez finalizado el proceso lo ponemos 15 segundos en posición progresiva de 3 a 8 para que se bata bien (aquí sí ponemos otra vez la tapa de plástico a no ser que queramos darle a los azulejos de la cocina un aire más vanguardista). 

    Quitamos una valva a los mejillones y los vamos colocando en una fuente donde le pondremos por encima la salsa que acabamos de realizar. 

    Y ya está. Aperitivo riquísimo que marida muy bien con cerveza bien fría y una mejor compañía. Yo no sé bailar salsa, pero estos mejillones en salsa me hacen hasta hacer un zapateado bueno de lo ricos que están. 

*que no se te olvide tener pan a mano, que la fuente se queda para no tener ni que fregarla. 
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miércoles, 24 de octubre de 2018

Remojón "Al-Bacinero" (ensalada de granada, bacalao y cebolleta)


    No creáis que he escrito mal el nombre del más famoso barrio de Granada sin querer. Pero es que resulta que esta receta es mezcla del "remojón granaíno", del fruto del granado, y de la improvisación de este humilde ubetense, que haciendo gala de su origen, para los vecinos baezanos, siempre seré un "bacín", que es como nos denominan a los ubetenses. No sé si esta receta existe ya como tal, pero tenía los ingredientes aprovechando que estamos en temporada de la granada, y es una conjunción tan exquisita de sabores, que no podía dejar de compartirla con vosotros. 

Dificultad: muy fácil
Tiempo de elaboración: Depende de la maña que tengas desgranando la granada. 
Ingredientes para 2 personas:
- 2 granadas
- 2 tiras de bacalo salado seco
- 1 cebolleta
- AOVE

   La receta es mucho más fácil que explicar su origen. Ponemos las tiras de bacalao en un bol con agua para que pierda sal y se ponga tierno. Mientras vamos a desgranar la granada y picamos la cebolleta. 

   Cogemos las tiras de bacalao y las picamos también. Añadimos un chorreón de Aceite de Oliva Vírgen Extra (AOVE). Si éste es de extracción temprana, que conserva todas sus cualidades, con un olor y un sabor intenso, y encima es uno de los excelentes aceites que tenemos en Úbeda, le dará el toque definitivo al plato y el remate a la explicación del nombre de la receta. 

  Y ya está. Recomiendo comerlo con cuchara y mojar pan en el "aceitillo" que queda en el fondo de la ensaladera. 

*Una vez probado con Granada, sigo sin entender cómo el "remojón granaíno" es con naranja y no con granada, igual que no entiendo que poniendo en google granada y bacalao salga de todo menos esta receta tan espectacular, pues encima ya me han dicho que es receta conocida. 

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lunes, 24 de septiembre de 2018

Lubina al horno

    Una receta más que típica en la dieta mediterránea es la lubina al horno. Un plato de pescado más que sano, barato, rápido, cómodo y riquísimo. Doy gracias a mi hermana Lolina por enseñarme esta receta aunque lo hiciera una vez que ya lo tenía todo hecho. Pero este verano hemos comido Dorada hecha por ella de esta manera, y por lo comido, casi clavo la receta exactamente como la suya. 

Dificultad: muy fácil
Tiempo de elaboración: 1 hora
Ingredientes para 2 personas:
- 2 lubinas 
- 2 patatas grandes
- 3 dientes de ajo
- 1 limón
- AOVE, perejil y sal

    Lo lógico es que compremos las lubinas frescas y en el mismo puesto les quiten las escamas y las limpien por dentro. Ya puestos, como diría Colate, abandonamos el puesto y con aire apuesto nos dirijimos a nuestra cocina puesto que si no lo hacemos, me apuesto lo que queráis a que cuando llegue la hora de comer, el plato no estará puesto en la mesa. Eso por supuesto. 

    Pelamos, lavamos y cortamos las patatas a ruedas no muy gordas y las vamos a freír aunque no del todo. Con unos 5 minutos en el aceite fuerte friéndose hay de sobra. Es cuando más o menos van cambiando a color más dorado, en función de la calidad de la patata. En este momento las retiramos y las ponemos en el fondo de la bandeja de horno que vayamos a utilizar. 

    Encima de ellas colocaremos las lubinas a las que podremos un poco de sal por encima, les hacemos tres cortes transversales en el lomo que va a quedar hacia arriba. Machacamos los dientes de ajo con unas hojas de perejil y una pizca de sal para que nos facilite el machacado y no salten los dientes como más de uno tras un buen cepazo. Una vez machacado todo, le añadimos aceite de oliva vírgen extra (AOVE), ligamos todo y lo extendemos por las lubinas haciéndole una buena cobertura como si fuésemos un gran ingeniero de telecomunicaciones. Cortamos el limón en rodajas y las rodajas las cortamos por la mitad y las insertamos en los cortes que previamente habíamos hecho en los lomos de las lubinas. 

      Metemos en el horno a 180º durante 25 minutos. 

      Y ya está. Un plato ideal para hacer un día saliente de guardia donde las fuerzas están al límite, tu cuerpo necesita proteínas y no tienes arrestos ni para ponerte a fregar cacharros por haber cocinado.

*Me encanta cómo ha quedado escrita esta receta porque, además de que me servirá de referencia para volver a hacerla, salen en ella mis 3 hermanos. ¿Os habéis dado cuenta?
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martes, 24 de julio de 2018

Patatas de guarnición

 
   Os presento una guarnición sencilla que publico aunque no parezca ni siquiera receta, a petición de mi cuñada Mari Carmen porque le gustó mucho cuando la probó, y porque me gusta tenerla en el blog como recordatorio para hacerla en más ocasiones. 

Dificultad: Muy fácil.
Tiempo de elaboración: 30 minutos
Ingredientes:

-Patatas
- AOVE, sal, pimienta negra molida y aliños a elegir: Chimichurry (pimentón, pimienta negra molida, cilantro, cayena); AJI Argentino, aliño Tandory,... 

     Como esta receta casi no es receta pero viene muy bien para acompañar a un plato, sobretodo cuando tenemos todos los fuegos ocupados, o bien porque no tenemos tiempo y lo podemos dejar hecho hasta el día anterior, no voy a enrollarme mucho en explicar una receta que por su facilidad podríamos decir que es más fácil que freír un huevo, aunque ese dicho lo eliminaba yo del vocabulario español y ya que estamos, me encantaría poder conocer y hablar con él o la que se lo inventó. Pues soy de los que piensan que es muy difícil hacer un huevo frito en condiciones. Pero eso es harina de otro costal y un debate muy interesante que podríamos plantear en un foro de internet en otro momento. Mientras tanto vamos a centrarnos en esta receta corta y sencilla que no quiero que se me vaya el santo al cielo, porque si no, la gente empieza a leer y acaba más perdida que el barco del arroz. 

  Para que no nos pille el toro, no vamos a empezar la casa por el tejado, por lo que  pelaremos las patatas, las lavamos y las cortamos a dados. Salpimentamos y colocamos sobre la fuente de cristal.

  En el mortero vamos a hacer los aliños que queramos, porque sobre gustos no hay nada escrito: amargo, salado, ácido y dulce. (Siento haber escrito estas últimas 4 palabras y haber destrozado el dicho en este mismo momento). Hay muchas opciones aprovechando la gran variedad de especias que existen. Yo os voy a presentar dos que son las que hice en esta ocasión, y que salieron más ricas que Amancio Ortega. 


   Lo que sí que van a tener en común es el AOVE. Aceite de oliva Vírgen Extra que es la base de todas mis recetas. Vamos, que para mí, el aceite es más básico que una letra de una canción de Paquirrín. 

   Añadimos los ingredientes para el aliño Chimichurry, o el de AJI argentino, o el de Tandory, o una picada de ajo y perejil, o una picada de hierbabuena y ajo, o una picada de pimentón y jenjibre, o realmente lo que nos de la gana. En los herbolarios y tiendas de té y especias suelen tener bolsitas preparadas con algunas mezclas, y todas o casi todas van bien. O sea, que se amoldan más a la receta que el sillón de Hommer Simpson. Se machacan bien y se le añade un poco de el fundamental (o boina) AOVE y mezclamos bien. 

   Con una brocha vamos a pintar las patatas con el aliño elegido, y meteremos en el horno a 200º durante 25 minutos para que se doren. Pongo ese tiempo precisamente porque el tiempo es "doro".

   Y ya está. Guarnición riquísima que vale para carne o pescado, o como aperitivo. Para que veáis que a veces es más pensar que hacer las cosas, que quien dice que no sabe cocinar es porque se ahoga en un vaso de agua, y para muestra un botón. 

   He dicho. 
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jueves, 24 de mayo de 2018

Filetes rusos


     Tenía muchas ganas de publicar esta receta en el blog desde hace mucho tiempo, pero por unas cosas u otras, las verdad es que se ha ido retrasando. Lo bueno, es que coincide con el mes de mayo, mes de mi madre que es la que me hizo conocer esta suculenta cena, que cuando ahora se la comen mis dos hijos con fruición, por muchos que haga, no hay para más que para ellos tres. 

Dificultad: Muy fácil
Tiempo de elaboración: 20 minutos
Ingredientes:

- 1/2 kg de carne picada de cerdo
- 2 dientes de ajo
- 3 ramitas de perejil
- 1/2 vaso pequeño de vino blanco
- 2 huevos batidos. 
- un pellizco de azafrán en hebra, sal y pan rallado. 



Lo primero y único que haremos será realizar la masa, mezclando bien todos los ingredientes. La cantidad de pan rallado será la justa para poder llegar a coger la masa con las manos e ir realizando los filetes, haciendo primero una bola en nuestra mano y luego aplastarlas sobre una superficie dura y que luego nos permita cogerlos con una paleta. Cuanto menos pan rallado lleven, más jugosos estarán. 


    Una vez los tengamos hechos, los freiremos en abundante AOVE y dejaremos escurrir en una servilleta de papel para que pierdan el exceso de aceite. 

    Y ya está. Cena riquísima que se tarda nada y menos, que me ha solucionado alguna que otra noche que no sabía qué hacer, y que teniendo una bola de carne picada congelada, lo haces en un periquete y tus hijos te comerán a besos.

*Sirva esta receta como homenaje a las más de 4000 visitas que este blog ha recibido desde Rusia. Y ya que hablamos de Rusia, ahora entiendo por qué no llegaba a entender bien al tendero de mi calle, Cirilo, que ya está jubilado. Yo creía que era porque hablaba rápido, pero sabiendo su nombre, ahora creo que es que me hablaba en "cirílico". 
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martes, 24 de abril de 2018

Marmita de salmón


     Qué suerte tenemos los que tenemos un trabajo, pero más suerte tienen los que tengan o no trabajo, puedan disfrutar de mañanas laborales libres, donde los niños están en el colegio, las tiendas y mercados abiertos, y se puede cocinar lo que se compra fresco del día sobre la marcha sin agobios, sin niños metiendo a Spiderman en la sartén,sin casi ganas porque estás cocinando a las 5 de la tarde porque aún estás haciendo la digestión y sin tener que recurrir a alimentos del congelador. Fruto de una mañana de las buenas surgió esta receta que comparto con vosotros.

Dificultad: Difícil
Tiempo de elaboración: 2 horas
Ingredientes:

-500 gr de salmón fresco
-1 naranja
-2 limones
-2 dientes de ajo
-1 cebolla mediana
-1 puerro
-1/2 pimiento rojo
-2 tomates
- 2 patatas medianas
-2 zanahorias
-1 litro de caldo de pescado o fumet propio
-AOVE, perejil, azafrán en hebra, sal y eneldo

     Antes de comenzar a cocinar propiamente la receta vamos a marinar las ruedas de salmón fresco. En una badeja de cristal pondremos las ruedas de salmón a las que echaremos un poco de sal y de eneldo, y por encima verteremos un vaso de zumo hecho con los limones y la naranja. Es importante que queden cubiertos para comer después sin hacerlo con las manos, y también que queden cubiertos pero no sumergidos  los trozos de salmón por el zumo y los tendremos un mínimo de una hora, dándoles la vuelta a la mitad de marinado.

     Y ahora sí que vamos a cocinar. Lo primero que haremos será ponernos el mandil y colgarnos el cernadero* en la cintura.

  Después, en una cacerola de barro preferentemente, pondremos a cocer las patatas cortadas a dados y las zanahorias cortadas a ruedas en el litro de caldo de pescado añadiendo el agua que sea necesaria para que cubra suficientemente en el caso de que no realicemos o tengamos hecho previamente un fumet (con una cabeza de pescado, un poco de sal, una cebolla, un tomate rajado y unas cabezas de gambas fritas y luego triuradas,  y pasado el caldo por un colador), que incluso podemos tener congelado de haberlo hecho en otra ocasión.
    
    Pero volvamos a la receta de hoy. Mientras hierve la cacerola a la que habremos añadido un puerro para que le potencie aún más el sabor, vamos a sofreír en una sartén los dientes de ajo laminados y el perejil, añadiendo 10 segundos antes de retirarlo del fuego, unas hebras de azafrán. Pasados estos 10 segundos de ajo y perejil a punto de ser cosido (que no cocido) al estar ya enhebrado, pondremos este contenido de la sartén en el mortero. Machacamos, rellenamos de vino y vertemos a la cacerola.

     En la misma sartén y sin limpiarla, con un pelímetro de aceite vamos a saltear la cebolla muy picada, añadiendo cuando esté dorada el pimiento rojo muy picado y los tomates rallados, y seguimos salteando. Cuando el tomate haya perdido el agua y se empiece a oler a sofrito rico rico, lo vamos a añadir también a la cacerola y dejamos que cueza todo unos veinte minutos.

   
 Seguimos con la misma sartén sin limpiar donde vamos a sellar los dados de salmón que habremos cortado y desraspado tras el marinado. Una vez sellados los reservamos aparte, pues los añadiremos a la cacerola una vez haya terminado de cocer y apaguemos el fuego para que se terminen de hacer con el calor residual.

    Y ya está. Un plato surgido en un saliente de guardia, donde las neuronas están espesas, se baja a la plaza de abastos, se compran ingredientes al tún tún (y a Jero el pescadero y Juan el frutero), y se realiza esta receta improvisada, pero que volveré a hacer muchas veces. Porque está buenísima y porque la he escrito para este blog conforme la he terminado de hacer para que no se me olvide. Puedes acompañar el plato con unas ruedas de huevo cocido, que no sé si es éticamente y gastronómicamente correcto, por lo que puedo recibir críticas y comentarios muy duros, pero más  duro es… el huevo

*Cernadero .- Forma de denominar en Úbeda y sus alrededores al paño de cocina. Realmente no sé si es “cernadero” o “cesnadero” o “cernaero”, pero sí sé que el huevo es duro.


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sábado, 24 de marzo de 2018

Torrijas


    Cómo no íbamos a tener una receta en el blog de torrijas, y cómo no las íbamos a publicar para Semana Santa. Para mí es una gran satisfacción preparar para papá (político) y los tataratataratatarabuelos y para tantos de tantos que van para pasar unos días de procesiones, familia y ciudad de Semana Santa. 

Dificultad: Muy fácil (mucho más fácil que la aliteración de arriba).
Tiempo de elaboración: 45 minutos
Ingredientes: 
- 10 rebanadas de pan
1 litro de leche
- 1/2 cáscara de limón
- 1/2 cáscara de naranja
- 1 palo de canela en rama
- 1 cucharada pequeña de azúcar avainillada ó una vaina de vainilla
- 1 chorreón generoso de Vermut
- 3 huevos
- Miel
- un bol con azúcar y canela en polvo en proporción 3:1
- Aceite de oliva vírgen para freír

Ponemos la leche a calentar con el palo de canela, las cáscaras de limón y naranja, la cucharada de azúcar avainillada, un chorreón de miel y un chorreón bastante generoso de vermut o vino dulce de Málaga y quitamos del fuego antes de que hierva, tapándola y dejándola atemperar sin enfriar en el frigo para que coja bien los aromas y sabores la leche. 

Una vez que la leche no queme, la vamos a ir echando en un plato hondo donde iremos bañando las rebanadas de pan para que se empapen bien. Antes de bañarlas habremos comprobado que el pan lleva al menos 2 horas sin comer y las sacaremos del baño de leche antes de que se les arruguen los dedos de las manos, y las vamos dejando en una fuente aparte. Lo digo porque como es receta típica y heredada de nuestros antepasados, es muy importante no olvidar sus sabios consejos. 

Batimos los huevos y ponemos una sartén al fuego con abundante aceite. Cuando el aceite esté caliente, pasamos las rebanadas de pan por el huevo batido y acto seguido las freímos, dejándolas sobre papel de cocina para que no se queden aceitosas una vez que las veamos bastante doradas. 

Y cuando se enfríen un poco las vamos a pasar por una fuente pequeña o bandeja de corcho donde a veces te sirven los productos de carne o verduras en supermercados y plazas de abastos, donde habremos puesto el azúcar y la canela en la proporción arriba indicada. Pasamos por las dos caras. 

Y ya está. Torrijas de Semana Santa que vienen muy bien para desayunar y coger fuerzas estos días de procesiones de estar todo el día en la calle, o para reponerse con un buen café después de comer. 

*Para las rebanadas de pan yo recomiendo que compréis las barras de pan rústico cortado que venden en los supermercados porque tienen las dimensiones y la textura perfecta para este dulce tan típico. 
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sábado, 24 de febrero de 2018

Lomo a la sal con salsa de tomate


      Como 24 de febrero que es, hoy toca receta que me recuerda a mi padre como cocinero, y como maestro. Pues él fue el que me enseñó a hacerlo como cocinero, y como maestro, cuando alguno se portaba mal en clase, le decía: "Hala, sal, y cuenta las hojas que se han caído de los árboles del patio y vuelves a decírmelo". Esta receta es una de las que siempre recomiendo a todos los que tenéis niños porque es muy fácil y rápida y sin apenas tener que hacer nada, y encima gusta mucho a todos. 

Dificultad: Muy fácil
Tiempo de elaboración: 45 minutos
Ingredientes para 4 personas:

- 1 pieza de cinta de lomo de un kg de peso aproximadamente
- 1 kg de sal gorda
- 1 kg de tomate triturado de lata
- 2 huevos
- 2 cucharadas de azúcar

     Como es una receta muy sencilla intentaré no enrollarme demasiado. En una fuente de cristal vamos a enterrar la cinta de lomo en sal gruesa, y meteremos en el horno durante 35 minutos a 190º. 

    Mientras dura este proceso, en una sartén echaremos un pelímetro de AOVE, la lata de tomate, rectificamos de sal y añadimos dos cucharadas de azúcar y dejamos que se vaya friendo poco a poco. Cuando esté caliente, le vamos a añadir los dos huevos estrellados y removemos para que se mezclen bien con el tomate. Una vez veamos que el tomate ha cambiado su consistencia a un poco más espesa y no está crudo, retiramos del fuego y reservamos. 

    Cuando el lomo haya pasado el tiempo de cocinado en el horno, lo sacaremos cual crisálida de su capullo de sal, le quitamos toda la sal que tenga adherida, y fileteamos. 

    Y ya está. Servimos el lomo acompañado del tomate y triunfo asegurado. 

*Cuando tiremos la sal a la basura debemos asegurarnos de que el cubo de la basura no esté cerca de ningún enchufe para que no caiga dentro, ya que por todos es sabido que la sal es muy mala para la tensión. 

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miércoles, 24 de enero de 2018

Berenjenas rellenas



Una comida que nos gusta mucho comer en el campo a los Navarrete Orzáez, son estas berenjenas rellenas, que vienen muy bien para que coma toda la familia (niños incluidos como en Marina D´OR), y para gastar tan suculento alimento de la huerta andaluza que nos suministra a espuertas nuestro querido cuñado. (Nunca entenderé por qué a una espuerta le pusieron ese nombre, cuando puede hacer muchísimas funciones menos la de puerta).
Dificultad: Media
Tiempo de elaboración: 1 hora como mucho (o sea, que si es mucha cantidad, como mucho y suelo tardar una hora).
Ingredientes para 4 personas:
-          4 berenjenas
-          ½ cebolla o cebolleta
-          250 gr de carne picada
-          2 pimientos verdes
-          2 tomates
-          ½ tetra brik pequeño de tomate frito
-          1 cucharada de mostaza
-          AOVE, sal, pimienta negra molida
-          Queso rallado

Para la bechamel:
-          1 cucharada de margarina
-          2 cucharadas de harina
-          ½ litro de leche
-          Una pizca de sal y nuez moscada

Vamos a comenzar vaciando las berenjenas. Para ello las lavaremos, las cortaremos por la mitad por su zona más longitudinal, y ayudándonos de un cuchillo iremos metiéndolo rodeando todo su borde interno sin atravesar la piel de la berenjena. Hacemos un corte del contenido interno por la mitad para que nos cueste menos trabajo sacar la “carne” de la berenjena, y una vez lo hayamos hecho, con la ayuda de una cuchara, rasparemos el interior de la berenjena para apurar al máximo y dejar sólo la piel.

Este proceso es el más tedioso de la receta, pero conforme lo vamos haciendo, vamos cogiendo práctica y nos costará menos. Por cierto, que al escribir el adjetivo “tedioso” he descubierto el motivo de por qué todos los osos de peluche se llaman “Teddy”.

Una vez vaciadas las berenjenas vamos a picar muy bien el contenido extraído y lo reservamos.

En una sartén vamos a poner un culo de AOVE, donde sofreiremos por este orden, y añadiendo unos a otros y muy picados, la cebolleta, la carne picada, las berenjenas picadas, el pimiento verde y el tomate, añadiendo sal y pimienta negra molida al gusto. Tras unos diez minutos donde todo se ha sofrito, añadimos la mostaza y el tomate frito. Removemos y rectificamos de sal.

Con una cuchara vamos poniendo este mejunje en el interior de las carcasas de las berenjenas sin preocuparnos de que sobresalga de las mismas.

Ya sólo nos queda poner encima la bechamel y añadir queso rallado por encima y meter en el horno hasta que la parte superior se dora. Hasta que la parte superior se dora. Hasta que la parte superior se dora. Perdón. Es que es escribir “Dora” y automáticamente me empiezo a repetir de forma incansable.

Para realizar la bechamel pondremos en un cazo una cucharada de margarina, y cuando se deshaga, pondremos la harina y removeremos enérgicamente con una barilla, añadiendo posteriormente la leche, una pizca de sal y de nuez moscada, y no dejaremos de remover para que no se hagan grumos. Una vez que espese la bechamel lo suficiente, verteremos sobre toda la superficie de la bandeja cubriéndola por completo.

Y ya está. Unas berenjenas rellenas que gustan tanto que hasta mis hijos y sobrinos de hasta 3 años la devoran hasta el punto de que tenemos que estar pendientes de que no se coman la piel y el plato cuando comienzan a apurar el plato, porque lo llevan a la versión literal de la expresión.

*Vale de comida y de cena. Yo particularmente la recomiendo de segundo plato para comer, poniendo de primero un rico Gazpacho andaluz, teniendo ese día una gran comida de dos platos, muy sana, y más mediterránea imposible.
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