Os presento una guarnición sencilla que publico aunque no parezca ni siquiera receta, a petición de mi cuñada Mari Carmen porque le gustó mucho cuando la probó, y porque me gusta tenerla en el blog como recordatorio para hacerla en más ocasiones.
Dificultad: Muy fácil.
Tiempo de elaboración: 30 minutos
Ingredientes:
-Patatas
- AOVE, sal, pimienta negra molida y aliños a elegir: Chimichurry (pimentón, pimienta negra molida, cilantro, cayena); AJI Argentino, aliño Tandory,...
Como esta receta casi no es receta pero viene muy bien para acompañar a un plato, sobretodo cuando tenemos todos los fuegos ocupados, o bien porque no tenemos tiempo y lo podemos dejar hecho hasta el día anterior, no voy a enrollarme mucho en explicar una receta que por su facilidad podríamos decir que es más fácil que freír un huevo, aunque ese dicho lo eliminaba yo del vocabulario español y ya que estamos, me encantaría poder conocer y hablar con él o la que se lo inventó. Pues soy de los que piensan que es muy difícil hacer un huevo frito en condiciones. Pero eso es harina de otro costal y un debate muy interesante que podríamos plantear en un foro de internet en otro momento. Mientras tanto vamos a centrarnos en esta receta corta y sencilla que no quiero que se me vaya el santo al cielo, porque si no, la gente empieza a leer y acaba más perdida que el barco del arroz.
Para que no nos pille el toro, no vamos a empezar la casa por el tejado, por lo que pelaremos las patatas, las lavamos y las cortamos a dados. Salpimentamos y colocamos sobre la fuente de cristal.
En el mortero vamos a hacer los aliños que queramos, porque sobre gustos no hay nada escrito: amargo, salado, ácido y dulce. (Siento haber escrito estas últimas 4 palabras y haber destrozado el dicho en este mismo momento). Hay muchas opciones aprovechando la gran variedad de especias que existen. Yo os voy a presentar dos que son las que hice en esta ocasión, y que salieron más ricas que Amancio Ortega.
Lo que sí que van a tener en común es el AOVE. Aceite de oliva Vírgen Extra que es la base de todas mis recetas. Vamos, que para mí, el aceite es más básico que una letra de una canción de Paquirrín.
Añadimos los ingredientes para el aliño Chimichurry, o el de AJI argentino, o el de Tandory, o una picada de ajo y perejil, o una picada de hierbabuena y ajo, o una picada de pimentón y jenjibre, o realmente lo que nos de la gana. En los herbolarios y tiendas de té y especias suelen tener bolsitas preparadas con algunas mezclas, y todas o casi todas van bien. O sea, que se amoldan más a la receta que el sillón de Hommer Simpson. Se machacan bien y se le añade un poco de el fundamental (o boina) AOVE y mezclamos bien.
Con una brocha vamos a pintar las patatas con el aliño elegido, y meteremos en el horno a 200º durante 25 minutos para que se doren. Pongo ese tiempo precisamente porque el tiempo es "doro".
Y ya está. Guarnición riquísima que vale para carne o pescado, o como aperitivo. Para que veáis que a veces es más pensar que hacer las cosas, que quien dice que no sabe cocinar es porque se ahoga en un vaso de agua, y para muestra un botón.
He dicho.
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