Otro descubrimiento para este humilde cocinero amateur es este salmón ahumado. Plato que desde hace tiempo estaba detrás de él, y como me ha salido tan rico a la primera, por eso lo comparto con todos, y así no se me olvida cómo lo hice. Lo único, es que ya no estoy detrás de él, y a lo mejor por eso, es un descubrimiento.
Dificultad: Muy fácil
Tiempo de elaboración: 24-48 horas.
Ingredientes:
- 1 lomo de salmón fresco
- sal gorda
- azúcar blanquilla
- AOVE y eneldo
Lo primero que haremos será ir a nuestra pescadería de confianza y comprar un buen trozo de salmón. El que yo compré era de unos 3-4 dedos de grosor. Como consejo, ya que no lo vamos a cocinar, yo lo congelo mínimo durante 2 días antes de hacerle nada para evitar el Anisaki.
Cuando lo vayamos a hacer, lo descongelamos, y posteriormente lo vamos a cortar en dos trozos, justo por donde pasa la espina central. Así se nos quedarán dos lomos iguales.
En un bol grande vamos a mezclar una cucharada generosa de eneldo, y sal gorda y azúcar en la proporción 3:1 siendo 3 la cantidad de sal y 1 de azúcar. Lo mezclamos todo bien.
En una bandeja de cristal ponemos una base de esta mezcla y los lomos encima con la piel hacia abajo. Cubrimos por completo de la mezcla de sal y azúcar, tapamos con Film transparente y ponemos un litro de leche (¡SIN ABRIR! ¡PARA QUE HAGA PESO!) encima del film. Perdón por las voces, pero ya estaba viendo a alguno derramando la leche por encima del salmón. Como el de la anécdota del vaso de café que echó a unas habichuelas (ver receta de habichuelas al microondas en este blog).
Lo metemos en el frigo y lo dejamos entre 24-48 horas. El salmón de las fotos estuvo exactamente 38 horas, 13 minutos y 27 segundos, y cuando lo haga otra vez intentaré que esté el mismo tiempo.
Pasado este tiempo, lo sacamos de la bandeja y le quitamos toda la sal, poniéndolo debajo del grifo incluso. Tranquilos que no le va a quitar sabor.
Y ya sólo nos queda cortarlo en filetes finos. Os pongo una foto de cómo hice el corte y salían los filetes muy bien.
Una vez fileteados, los ponemos en una fiambrera y los cubrimos de AOVE.
Y ya está. Un manjar que como te descuides, se lo comen los invitados (o quien yo me sé que va al frigorífico), en una sentada.
*Si a unas tostas de pan, les untas Philadelphia, pones este salmón encima, y unas poquitas huevas de caviar, ya no hay forma de superar este aperitivo.
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