Sabéis que no soy muy repostero y por eso los postres que publico, o son muy tradicionales o son muy fáciles. Podéis pensar que esta receta la publico por lo segundo, y es verdad. Pero también es cierto que la publico por lo primero, pues es el postre que siempre hemos tenido en mi casa, entre otras fechas, los Jueves Santo, para comerlas fresquitas justo antes de ponernos la túnica de La Columna. Como también es cierto (y a tí también te pasa), que si te das un golpe con un pinete en la calle, siempre vas a decir que no te ha dolido, hasta que vuelves la esquina y te empiezas a frotar la rodilla con fruición.
Dificultad: muy fácil
Tiempo de elaboración: 15 minutos (sin contar el tiempo de maceración de las fresas)
Ingredientes:
- 1/2 kg de fresas
- 4 cucharadas de azúcar
- 2 yogures naturales
Para demostrar mis grandes dotes en el mundo de la repostería, voy a explicar esta receta tan dificultosa de realizar.
Lo primero que haremos será trocear las fresas en trozos no demasiados pequeños y las pondremos en un bol grande, donde añadiremos el azúcar, removeremos y dejaremos reposar un mínimo de 4 horas para que se maceren. La técnica del macerado es muy común entre los reposteros y los alcaldes en preelecciones, pues al no parar de arreglar aceras, es cuando "macerado" arreglan.
Dicha la tontería de la receta porque si no, llegaría a tener menos letras que una declaración de amor de las de ahora: tqmxbs (o algo así), vamos a añadir los yogures naturales o danones, fórmula aceptada al ser plural, pues todos sabemos que si fuese sólo uno sería "danón". Removemos todo bien y dejamos enfriar en el frigorífico.
Y ya está. Receta supersencilla, fresquita, y que gusta mucho a grandes y chicos. Como Xuxa en sus buenos tiempos.
*Hoy no tengo nada que añadir en el asterisco de lo sencilla que es la receta, la única publicada con tres ingredientes (aunque le gana la de los ochíos con habas en menor número de ingredientes con dos).
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