Este plato lo tengo yo escrito en mi libreta como "pollo de la Tita Maricuela", pero como no se parece en nada a él, no lo voy a nombrar así hasta que lo haga en condiciones, pero mientras tanto, sirve de pequeño homenaje a ella, una mujer que a sus más de 100 años, siempre la considero como una de las mujeres más graciosas y con mejor ánimo que conozco.
Dificultad: Fácil
Tiempo de elaboración: 3/4 hora
Ingredientes para 9 personas (seguimos en el campo):
- 9 muslos de pollo (si son personas que comen lo normal. Yo tuve que poner 12)
- 2 cebollas
- 2 kg de patatas
- 10 zanahorias
- 1/2 litro de vino blanco
- Almendras fritas peladas tostadas
- Aceite de oliva vírgen, sal, pimienta negra molida y tomillo
Lo primero que haremos será cortar las cebollas en juliana y trocear los mulos de pollo. También cortaremos las zanahorias en ruedas menos 3 que las pelaremos y las dejaremos enteras, asi como las patatas que las cortaremos a dados grandes y dejaremos 3 peladas y sin cortar.
En una sartén grande vamos a poner un culo muy generoso de aceite y cuando esté caliente vamos a echar las cebollas. Cuando éstas se doren añadiremos los muslos de pollo previamente salpimentados, añadiremos el tomillo y freiremos en el aceite. Es muy importante para esta receta ponerse las gafas antes de leerla y cocinar, pues se han dado casos de atragantamiento por tornillo.
Cuando los veamos fritos pero poco hechos le vamos a añadir el vino blanco, las patatas, las zanahorias y casi cubriremos de agua.
Al llevar unos diez minutos vamos a sacar las patatas y las zanahorias que habíamos dejado enteras y las vamos a echar en un vaso de batidora junto con un puñado muy generoso de almendras y batiremos todo. Si está muy espeso, añadimos un poco del caldo de cocción para poder aprovechar todo el contenido del vaso y lo volvemos a echar a la sartén.
Y pasados unos quince minutos del primer hervor, probamos la consistencia de la zanahoria, que ya debe estar, rectificamos de sal y ya está.
*Poner una barra de pan cerca y a disfrutar. Aseguro que grandes y niños devorarán el plato, aunque lo mejor de todo es la siesta que se echa uno después.
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