Esto más que una receta es una elaboración. Para mi gusto, la mejor elaboración que puede tener un simple huevo, y que me perdonen los huevos fritos con patatas de los viernes que son mi perdición. Ahora con tanta moda de cocina y técnicas culinarias se ha puesto un poco de moda aunque sea con un nombre bastante cursi: "huevo poché". Pero que sepáis que de toda la vida ha sido un huevo escalfado. Nombre con autoridad, como bien merece una de las mejores cenas que te puedes tomar si tienes una barra de pan al lado.
Dificultad: Muy fácil
Tiempo de elaboración: 5 minutos
Ingredientes:
- 1 huevo
- Agua, sal, AOVE y vinagre de vino blanco.
Os voy a explicar la forma tradicional de hacerlos en mi casa, por lo que no voy a tener en cuenta el tema de ponerlos envueltos en papel Film, pues al film y al cabo, creo que cogen menos sabor y es un empegunte extra para hacerlo bonito.
Ponemos agua a hervir en un "zucezo" o "cazo" con un chorreón de vinagre, y justo cuando rompe a hervir, echamos el huevo como si lo fuésemos a freír, pero en el agua. O sea, sin cáscara y procurando que no se rompa la yema. Cuando veamos que el huevo tiene la consistencia del de la foto (uno o dos minutos como mucho), lo sacaremos con una espumadera procurando que no se rompa y lo ponemos en el plato. Añadimos una pizca de sal, un chorreón de AOVE (si es de cosecha temprana ya se te saltarán las lágrimas) y podemos añadir muy poco vinagre para que repunte un poco más, pero esto último ya es al gusto del consumidor.
Y ya está. Lo dicho. Con una buena barra de pan te sobran hasta los cubiertos, pues a base de "sopetillones" te lo puedes comer entero rebañando el plato hasta borrarle el dibujo del fondo.
*Esta modalidad la puedes disfrutar así tal cual o aprovechar la técnica para cualquier plato que realices en el que termines coronándolo con un huevo frito o a la plancha, poniendo en su lugar al Gran Olvidado: "El Huevo Escalfado".
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